sábado, 8 de febrero de 2014

La parábola del buen venezolano

La sala de juntas de una empresa de servicios más o menos importante se queda sin luz. Al parecer se ha fundido el bombillo de la lámpara, por lo que el gerente de mercadeo llama al encargado de mantenimiento para que lo arregle. A las dos horas, llega el encargado con el asistente y el electricista. Aún cuando el gerente de mercadeo asegura que es el bombillo lo que se quemó, el equipo de mantenimiento opina que el problema es la lámpara, que es mejor cambiarla, porque de lo contrario se seguirán dañando los bombillos, y así se aseguran de que el problema quede resuelto, porque esas lámparas han dado bastantes problemas, tienen un rollo eléctrico, lo mismo pasó en el piso 6 y al final hubo que cambiarla. El gerente de mercadeo no recuerda que la lámpara haya dado algún problema en los últimos tres años, pero bueno, ellos son los que saben, así que mejor que la cambien, porque el 15 hay una reunión con unos clientes importantes y la sala debe estar perfecta.

Al otro día, el asistente del encargado le dice que su primo tiene una lámpara de sala de juntas perfecta para el piso 8, el problema es que no tiene compañía para facturarla, entonces lo que podrían hacer es usar la compañía del cuñado del encargado para facturarla, en lugar de Bs. 3.000, la venden en Bs. 4.500, y se reparten entre el asistente, el encargado y el cuñado los Bs. 1.500. El encargado no duda en aceptar esta genial idea porque siempre hay que rebuscarse, por eso arregla todo el asunto, con órdenes de compra, facturas, y pagos inmediatos: un tipo correcto, pues.

Dos días después suben a instalar la lámpara, sacan la anterior, la que da problemas, y se presenta un verdadero problema, la conexión de la lámpara anterior ocupa más espacio del techo de lo que ocupa la nueva, hay que hacer un arreglo para que no se vean los huecos en el techo. Bueno, ni modo, dejan la lámpara encima de la mesa de juntas, y mañana enviarán al albañil a hacer las modificaciones necesarias. Al otro día, sube el albañil, y pasa todo el día acomodando la conexión de la nueva lámpara.

A la mañana siguiente, sube el equipo de mantenimiento a instalar la lámpara, pero se dan cuenta de que el albañil ensució la pintura del techo, y eso va a obligar a pintar, sin embargo, el electricista considera que de una vez que se va a pintar el techo, claro se aproveche y se pinten las paredes, y que se retome el plan de colocar una pantalla que está comprada hace dos años y no se ha instalado, y así salen de ese pendiente. Todos están de acuerdo, es una excelente oportunidad.

Al otro día, son convocados el pintor, el albañil y el electricista, sin embargo, no pueden trabajar todos a la vez, el pintor pasa los primeros días haciendo poco pero cobra igual, y entretiene a los demás con sus cuentos personales. El albañil que tiene esposa, novia y amiga, les pasa el teléfono a alguno cada cierto tiempo para que confirmen a alguna de las implicadas que efectivamente está trabajando.

Al cabo de una semana, la sala de juntas está lista, tiene una pantalla para presentaciones, nueva lámpara, fue pintada en su totalidad, se ha instalado una suerte de minibar empotrado que consiguió el hermano de la novia del pintor a excelente precio, y fueron tapizadas de nuevo todas las sillas.

Llega el día de la reunión, los clientes son recibidos en una sala previa mientras se acomoda el equipo, no habrá presentación en la nueva pantalla, porque es más bien una reunión para negociar un nuevo contrato. El gerente general sale a recibirlos, los dirige a la sala de juntas, abre la puerta, y enciende la luz, pero la luz no enciende. 

- ¿Alguien puede llamar al encargado de mantenimiento? Tranquilos, seguro es algo menor, habrá que cambiar el bombillo y seguimos con la reunión, rápidamente. Mil disculpas, pasemos a mi oficina mientras solucionamos el problemita.

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